Seis finos trazos sobre «El color de la luz», de Marta Quintín
Más allá de la historia de amor entre un apasionado en la práctica y una práctica apasionada, «El color de la luz» es un maduro y trabajado puzle existencial. Pasión y pragmatismo entrecruzan sus miradas en una novela donde el devenir de los acontecimientos y el origen de las actitudes quedan perfectamente encuadrados en su época. Un maravilloso retrato que nos muestra toda la gama de colores del arte y del amor, en resumen, de la vida.
Mis seis finos trazos sobre esta novela serán, solo eso, sutiles pinceladas de aquello que más me ha llamado la atención durante su lectura. Aquello que, por impactante y una vez cerrado el libro, Marta Quintín ha conseguido pintar en mis recuerdos: la luz...
Mis seis finos trazos sobre esta novela serán, solo eso, sutiles pinceladas de aquello que más me ha llamado la atención durante su lectura. Aquello que, por impactante y una vez cerrado el libro, Marta Quintín ha conseguido pintar en mis recuerdos: la luz...
La luz
El título de la novela y el nombre de la protagonista femenina, Blanca Luz, se prestan a un juego literario donde el análisis cromático de unos ojos se extrapolará al amor y, finalmente, la luz que contienen y que proyectan en el que los contempla quedará plasmada en una obra pictórica. ¡La emoción en una creación artística!
La creación artística
No hay personajes secundarios cuando su finalidad es la de homenajear a todos aquellos que reconocen el talento en otros, lo admiran y trabajan para que se desarrolle: Francisco Miranda, padre de Blanca Luz, enorme personaje y ¡enorme su creadora!
Las reflexiones sobre el origen de la inspiración y las fuentes de las que se nutre, el talento o el proceso creativo son continuas y certeras. Aplicables a cualquier actividad artística, pero concentradas aquí en la literatura y, sobre todo, en la pintura.
La pintura
Sin serlo al uso, el gran protagonista, el hilo conductor de la novela es una tela: UN CUADRO. A través del arte al que pertenece, la pintura, viviremos el inicio, el desarrollo y, lo más fascinante, la perpetuidad de una historia amor.
El amor
En el más amplio sentido de la palabra: el primero, el perdido, el añorado, el conveniente, el filio-parental, el amor al arte y, en general, a la cultura.
La cultura
Tengo que destacar dos magníficas «realidades» que la autora ha incluido en la novela coloreando así la trama con gran acierto.
Por una parte menciona y desarrolla, sucintamente, la solidaridad cultural durante la II República Española: las bibliotecas ambulantes.
Por otra, viviremos «la huida» de un artista hacia la libertad y el conocimiento que ofrecía en aquel momento la Ville Lumière. Y allí, como no podía ser de otra manera, lo sitúa a su llegada en La Ruche: un símbolo, un lugar de intercambio, una ciudad de artistas y, en cuanto a la vida, un estilo y algo más.
Por otra, viviremos «la huida» de un artista hacia la libertad y el conocimiento que ofrecía en aquel momento la Ville Lumière. Y allí, como no podía ser de otra manera, lo sitúa a su llegada en La Ruche: un símbolo, un lugar de intercambio, una ciudad de artistas y, en cuanto a la vida, un estilo y algo más.
El estilo y algo más
Una escritura, en los inicios, que se asemeja a los impetuosidad de los primeros escarceos amorosos. Capítulo a capítulo, como en el amor consolidado, va ganando sosiego y calidez.
El magnetismo del color blanco se intensifica cuanto más se avanza y llegados a un punto no se puede parar de leer. Un blanco lleno de vida que nunca ciega y siempre ilumina, despertando las ansias de existir en mayúsculas, de sentir sin reflexionar y de acumular experiencias desde la pasión.
El magnetismo del color blanco se intensifica cuanto más se avanza y llegados a un punto no se puede parar de leer. Un blanco lleno de vida que nunca ciega y siempre ilumina, despertando las ansias de existir en mayúsculas, de sentir sin reflexionar y de acumular experiencias desde la pasión.
Una novela, en definitiva, que contiene una gran máxima: vivid en paz con vuestros instintos para que llegado el ineludible adiós podáis despediros como una gran artista, como Marta Quintín...
Pinté todos y cada uno de mis días con «El color de la luz»
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Mi querido color negro, no te he abandonado. Queda implícito más arriba un pequeño guiño al gran género que representas.
Me queda muy claro. Tengo que leer este libro!
ResponderEliminarBesotes!!!
No tengas ninguna duda. ¡Besos!
EliminarBuena forma de retratar tus impresiones sobre la obra, en la que al final el protagonista principal es el cuadro y el arte.
ResponderEliminarBesos
Gracias. El cuadro podría pasar por ser un instrumento. Pero en el caso de que fuera así, sería solo un instrumento literario. Es el gran protagonista. Un abrazo, Mari.
EliminarMe ha gustado mucho tu manera de «retratar» el sentimiento de la novela. Leer a esta autora, ha sido todo un descubrimiento, sobre todo, por desarrollar un tema con tantas aristas y tanto recorrido emocional como histórico.
ResponderEliminarGracias. A mí me ha asombrado su madurez. También el aspecto emocional de los personajes en cuanto a lo artístico: el que tiene talento, el que ayuda a desarrollarlo, el que no lo tiene pero es consciente de ello... Muy completo. Beso.
EliminarMe encantan tus reseñas y tú forma de contar, oleee, besotes
ResponderEliminarMuchas gracias, Susana. Besos también para ti.
Eliminar¡Y nos la queríamos perder! Me parece acojonante tu capacidad de síntesis para sacar lo mejor de una novela y darle un matiz nuevo.
ResponderEliminarUn beso.
Ja, ja, ja, ja, ja. Me has hecho reír. Cómo me gustaría, algunas veces, comentar una novela y decir solamente una palabra: «acojonante». No me des ideas. Muchas gracias, Ana. Un enorme abrazo.
EliminarMe encanta tu forma de coger el pincel y pintar finas líneas, claras y diáfanas con las que desmenuzas los colores, el trazo y la luz atrapada en este cuadro que hemos leído. Un beso.
ResponderEliminar¡Mil gracias! La que se ha quedado impresionada con tu reseña, he sido yo. Tiene algo de lo que la mía carece: carisma. Un beso enorme.
EliminarEspectacular reseña, me quito el sombrero. Me encanta tu forma de sintetizar todo lo importante y lo precioso de esta novela. 😘
ResponderEliminarGracias, Gema. Es una novela preciosa, sí. También es el resultado de conjugar sensibilidad y trabajo, mucho trabajo. Esto último me ha entusiasmado. Un abrazo.
EliminarMe ha encantado tu reseña. Una novela que he disfrutado muchísimo y que la has reseñado de forma genial :)
ResponderEliminarBesos!
Gracias, Laura. La he disfrutado, claro. Pero en mayor medida he admirado el gran trabajo final. Es brillante. Besos.
EliminarLa novela tiene un ritmo continuo que no decae a lo largo de la misma, La autora es muy directa. Excelente reseña Bss ♥
ResponderEliminarGracias, chicas. Es uno de los puntos fuertes de la novela. Todo aquello que podría romper el ritmo narrativo está tan bien introducido, que enriquece el doble. Un gran abrazo para las tres.
EliminarMagníficos estos seis finos trazos que nos ofreces, lo has dicho todo, con pocas palabras pero con mucho contenido, encaje de bolillos de mucha calidad. Tus aportaciones son un lujo en Yincaneras. Besos
ResponderEliminarGracias mil veces, Ángela. No tengo mérito alguno. Hay novelas que dan brillo a lo que no lo tiene: «El color de la luz». Un beso enorme, amiga.
EliminarMe encanta tu capacidad de síntesis, porque sin duda eres capaz de plasmar en muy pocas ideas qué te ha gustado y por qué recomiendas la lectura de ese libro, sin desmenuzar demasiado, pero dando ganas al lector de meterse de cabeza en la trama. En muchas ocasiones esta forma de reseñar es mucho más complicada, así que, me quito el sombrero.
ResponderEliminarBesos.
Te lo agradezco un montón. Como no sé reseñar al modo clásico (cantaría un aria de «La traviata» 'a cappella'), intento comentar las novelas de la forma que a mí me resulta más natural/cómoda. Leerte me ha puesto muy contenta y me anima. Beso y achuchón.
EliminarPreciosos estos trazos, Ana. Te ha quedado un retrato de lo más certero. Gracias.
ResponderEliminarInspira, Marta Quintín. Como le dije vía Twitter, uno se gana el respeto, en lo literario, con libros como el que ha escrito. Mucho éxito y felicidades de nuevo. Gracias a usted.
EliminarMe gustan tus trazos, una preciosa forma de reseñar este libro lleno de arte.
ResponderEliminarGracias, Loreto. Un libro lleno de arte y de pasión por él. Me lo he tomado también como una lección de vida.
EliminarMe descubro ante la forma de enfocar tus opiniones siempre tan certeras y sobre todo sintetizadas, eres un crack sigue deleitándonos con tus impresiones.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Carmina. El 50 % de este comentario ha surgido después de contestarte en Twitter. Has sido mi gran guía esta vez. Un abrazo enorme, jefa.
EliminarHola Ana M. una reseña muy concisa pero en la que expresas de una forma muy clara los puntos fuertes de la novela. Un beso
ResponderEliminarMuchas gracias, Pedro. Te has perdido una simultánea de gran nivel. Espero que te animes a leer el libro por tu cuenta. Merece la pena.
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